4/12/12

La muerte de Miguel Calero

Anoche (lunes 3 de diciembre de 2012), cuando vi la noticia de la "retrombosis" de Calero  y que había sufrido muerte cerebral, sentí un malestar que recorrió mis ojos y me llenó de estupor. Ahora (martes 4 de diciembre de 2012) que mi esposa me acaba de llamar para contarme que Miguel Calero ha muerto, las palabras parecen esconderse de miedo y se asoma una tristeza que solo me impulsa a tomarme una cerveza y a escribir.

Siento su muerte por dos cosas:

1. Es definitivo. La vida es un frágil hilo que puede romperse en cualquier momento. Parece que no le importa si nuestros proyectos están empezando, en la mitad, o culminando su luz. Simplemente se rompe y ya... Entonces me cuestiono si es necesario el desgaste al que la misma vida nos somete todos los días: ese de pensar cómo vivir, con qué vivir, y si lo que hacemos es lo que queremos para vivir. Para qué pensar, digo ahora, en "dejar huella" cuando ni siquiera se tiene la certeza que así será... No porque no se pueda lograr, sino porque la vida puede decidir otra cosa. Calero muere a los 41 años, el hilo se venció muy rápido.

2. Hay algo que me une con Calero y no es el amor al fútbol: sufrimos la misma enfermedad. Calero tuvo en el 2007 una trombosis venosa profunda (TVP) en su brazo izquierdo. Lo operaron, le sacaron el trombo y volvió a las canchas.
Un año antes, en el 2006 ,yo sufrí una TVP en mi pierna izquierda. No me operaron, mi tratamiento fue diferente: en una clínica de Armenia tuve mi pierna hinchada y roja levantada mientras me inyectaban Heparina y me daban una pastilla Warfarina... Los dos medicamentos son anticoagulantes. Esa enfermedad me tuvo postrado en una cama durante una semana. Semana que puso en la mitad la fecha de fin de año (de allí surge mi cuento Habitación 504). Luego de una serie de exámenes encontraron que la causa de mi trombosis fue una fractura genética que había espesado la sangre y por eso se habían formado los coagulos. Por lo tanto, debería tomar Warfarina de por vida. Desde ese día me tomo mi pastilla amarilla todos los días. Es la que por lo menos, por ese lado, evita que el hilo pueda romperse.

A Calero tal vez le dijeron lo mismo, "debe estar anticoagulado porque lo suyo es genético", pero él, por su pasión al fútbol no siguió tomando el medicamento (cuando uno toma anticoagulante recomiendan no practicar deportes de choque, como el fútbol, por posibles fracturas y heridas que pueden provocar hemorragias), y ello puede haber sido consecuencia de su segundo episodio de trombosis. Tal vez se la jugó y perdió. Pero no tenía otra salida, la pasión puede más que cualquier otra cosa, inclusive la salud. Si a mi me dijeran que si sigo leyendo me voy a quedar ciego...

Siento una tristeza profunda por su muerte, sobre todo, por la forma de su muerte, que no es tan ajena a la que podría tener yo...

Un ascenso glorioso para el Show Calero, ya no habrá trombosis que lo detenga.



No hay comentarios: